¿Por qué es importante prestar atención a la limpieza facial? Primero, porque es el primer paso para cuidar nuestra piel, una piel limpia es la base de una piel sana. Segundo, porque eliminamos las toxinas que hemos ido acumulando durante el día (polución, maquillaje, grasa…) y así despejamos los poros para que nuestra piel transpire. Además, es un ratito para mimarnos y dedicarnos un poco de tiempo, que a veces cuesta reservar un tiempo al día.

Es importante tener en cuenta nuestro tipo de piel para utilizar productos que nos vayan bien durante la limpieza. En el caso de pieles secas los productos más indicados suelen ser aquellos que además de limpiar en profundidad, aportan nutrientes e hidratan como un aceite desmaquillante, un bálsamo o una leche limpiadora. Para pieles normales acostumbramos a recomendar lavarla con un bifase o un agua micelar, pero también puedes usar alguno de los limpiadores anteriores o de los siguientes. En pieles mixtas y grasas, para ayudar a mantener la piel purificada, un gel, una espuma o un jabón sólido son tu mejor aliado. Si tienes la piel sensible, te recomendamos usar productos específicos para este tipo de piel, ya que suelen ser calmantes y muy suaves, como por ejemplo una leche limpiadora.
¿Qué es la doble limpieza y cuándo hacerla?
La doble limpieza es una técnica en la que, para lavar el rostro, hacemos dos pasos usando dos productos diferentes. Primero, usaremos un producto que elimine la suciedad, la polución y el maquillaje (aceite, leche o bálsamo). Después, utilizaremos un producto más ligero (gel, espuma o jabón) para acabar de eliminar los restos que hayan podido quedar. Una vez hechos estos dos pasos, ya podemos seguir con nuestra rutina de cuidado facial.